Vivimos tiempos de retorno a la reivindicación, al replanteamiento de lo que somos y quienes somos como individuos y como miembros de una sociedad, así, tal vez, podamos retomar el camino hacia lo social como un objetivo que, tal vez se consiguiera, hace tiempo, pero que se ha ido desmoronando hasta llegar al punto en el que nos encontramos hoy. En esta situación no está de mas acercarse a un autor como Zola y a una de sus obras: Germinal. Las condiciones inhumanas de trabajo en una explotación minera, agrietadas por la no menos inhumana desigualdad social, en un paisaje donde confluyen lo natural, lo físico, lo humano y lo moral, transcurren por las páginas en un exponente de lo que es la lucha del ser humano contra la naturaleza, la mina, y la reivindicación por una dignidad que se les niega por parte de sus iguales.
Hambre, sanciones injustificadas, la moral de la dignidad, desesperación, un barro negro que marca tanto a los hombres como al entorno y las propias almas, la lucha en forma de huelga para intentar ahogar el dolor de la sumisión, se transforman en personajes que acompañan a los descritos por Zola. Al final el determinismo, como un personaje aun más oscuro y agazapado, se aplica, con un aliento demoledor e inmisericorde para humillar más a individuos, a grupo y al paisaje. Reivindiquemos, siempre reivindiquemos.