Madres de estibadores, rugosas campesinas, chamuscadas obreras, demacrada legión con el rayo en los hombros y la noche en las trenzas; madres de embarcadizos con ojos desgastados por los puertos distantes, chiperas estrujadas como el maíz, lavanderas como agua de arroyo, tejedoras que tejen con el hilo nocturno de su entraña, burreras matinales, pastorales mujeres, esposas, hijas, novias populares, y también hijas sin padres, madres sin hijos…
En todas, pero en todas, la patria amanecía con profundas ojeras.
Su vientre, pan de tierra, su vientre taladrado por el dolor y el hambre; su vientre, abeja valerosa, hizo el panal, la vida, su miel amarga y áspera, a la luz de una vela de sebo, en pobre catre, mirando un techo de hojas, la noche, el cielo triste del amor y la muerte.
No caísteis tumbadas por las balas, acercasteis tan sólo hasta la tierra vuestros ojos intensos para alumbrar la noche de los mártires, su corazón dormido vuestros brazos en su cuna natal.
RONNIE DREW , miembro del grupo irlandés The Dubliners, recita The Rebel poema de PÀDRAIG PEARSE (10 de noviembre de 1879 - 3 de mayo de 1916) poeta, escritor, profesor, nacionalista y activista político, líder del Alzamiento de Pascua en 1916. Fue proclamado "Presidente del Gobierno Provisional" de la República Irlandesa y ejecutado con el resto de líderes tras el fracaso del intento de la independencia de Irlanda.
The Rebel by Patrick Prease
I am come of the seed of the people, the people that sorrow; Who have no treasure but hope, No riches laid up but a memory of an ancient glory My mother bore me in bondage, in bondage my mother was born, I am of the blood of serfs; The children with whom I have played, the men and women with whom I have eaten Have had masters over them, have been under the lash of masters, and though gentle, have served churls. The hands that have touched mine, the dear hands whose touch Is familiar to me Have worn shameful manacles, have been bitten at the wrist by manacles, have grown hard with the manacles and the task-work of strangers. I am flesh of the flesh of these lowly, I am bone of their bone I that have never submitted; I that have a soul greater than the souls of my people’s masters, I that have vision and prophecy, and the gift of fiery speech, I that have spoken with God on the top of his holy hill. And because I am of the people, I understand the people, I am sorrowful with their sorrow, I am hungry with their desire; My heart is heavy with the grief of mothers, My eyes have been wet with the tears of children, I have yearned with old wistful men, And laughed and cursed with young men; Their shame is my shame, and I have reddened for it Reddened for that they have served, they who should be free Reddened for that they have gone in want, while others have been full, Reddened for that they have walked in fear of lawyers and their jailors. With their Writs of Summons and their handcuffs, Men mean and cruel. I could have borne stripes on my body Rather than this shame of my people. And now I speak, being full of vision: I speak to my people, and I speak in my people’s name to The masters of my people: I say to my people that they are holy, That they are august despite their chains. That they are greater than those that hold them And stronger and purer, That they have but need of courage, and to call on the name of their God, God the unforgetting, the dear God who loves the people For whom he died naked, suffering shame. And I say to my people’s masters: Beware Beware of the thing that is coming, beware of the risen people Who shall take what ye would not give. Did ye think to conquer the people, or that law is stronger than life, And than men’s desire to be free? We will try it out with you ye that have harried and held, Ye that have bullied and bribed. Tyrants… hypocrites… liars!
Ni el mar, que frente a ti saltaba sin poder defenderte. Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía. Ni el mar, ni el viento, Platko, rubio Platko de sangre, guardameta en el polvo, pararrayos. No nadie, nadie, nadie. Camisetas azules y blancas, sobre el aire. Camisetas reales, contrarias, contra ti, volando y arrastrándote. Platko, Platko lejano, rubio Platko tronchado, tigre ardiente en la yerba de otro país. ¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota, llave áurea caída ante el pórtico áureo ! No nadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Platko. Volvió su espalda al cielo. Camisetas azules y granas flamearon, apagadas sin viento. El mar, vueltos los ojos, se tumbó y nada dijo. Sangrando en los ojales, sangrando por ti, Platko, por ti, sangre de Hungría, sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto temieron las insignias. No nadie, Platko, nadie, nadie se olvida. Fue la vuelta del mar. Fueron diez rápidas banderas incendiadas sin freno. Fue la vuelta del viento. La vuelta al corazón de la esperanza. Fue tu vuelta. Azul heróico y grana, mando el aire en las venas. Alas, alas celestes y blancas, rotas alas, combatidas, sin plumas, escalaron la yerba. Y el aire tuvo piernas, tronco, brazos, cabeza. ¡ Y todo por ti, Platko, rubio Platko de Hungría ! Y en tu honor, por tu vuelta, porque volviste el pulso perdido a la pelea, en el arco contrario al viento abrió una brecha. Nadie, nadie se olvida. El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan. Las insignias. Las doradas insignias, flores de los ojales, cerradas, por ti abiertas. No nadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Platko. Ni el final: tu salida, oso rubio de sangre, desmayada bandera en hombros por el campo. ¡ Oh, Platko, Platko, Platko tú, tan lejos de Hungría ! ¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ? Nadie, nadie se olvida, no, nadie, nadie, nadie.
Roque Dalton García(San Salvador, 14 de mayo de 1935 - 10 de mayo de 1975)
Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como a un niño perdido que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que se nutre; la aromática lámpara que alzo estando ciego cuando junto a la sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados cabes en una copa vecina de mi lengua, cabes entre mis manos como el pan necesario, cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra. El día en que te mueras te enterraré desnuda para que limpio sea tu reparto en la tierra, para poder besarte la piel en los caminos, trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda, como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
El miedo pregunta por cada uno de nosotros, pasa de aliento en aliento sin cuidar el gesto, nos busca en su propia voz, traduce nuestra voluntad traza el surco, todos, y nos abandona cubiertos por su frío.
LUCÍA FRAGA.- Licenciada en Filología Hispánica, especializada en el área de Teoría de la Literatura. Ha publicado Nostalgia del acero . En cuanto a producción en lengua gallega, he publicado dos poemas del libro inédito e inconcluso Fiolosofías dun sexo esgotado en la revista de la Universidad de Córdoba que dirige Elena Medel. Alicia en el país de la Menopausia , publicado en las actas de la Fundación Rafael Alberti de Poesía Última, contiene dos partes: Electra niña habla a su último padre y otros poemas. La primera parte constituye un conjunto de cartas en prosa poética de marcado corte nihilista que se ha ido asentado en El goce del dolor, publicado en el libro colectivo Miradas Incómodas.
Y ahora me encuentro aquí, con los restos de sangre en las piernas con la jodida noticia de que has vuelto.
¿Qué te trae de muerto lo que no te trajo de vivo? Yo sigo aquí, con la misma gabardina. Soy la chica de “El loro Azul”, pero no me preguntes por nadie, ¿vale, muchacho? Dijimos sin preguntas, como le habrías dicho a tantas “nenas impresionables” necesitadas de un héroe. A las que seducías con tu cara larga y tu aspecto de tipo misterioso.
Yo he sobrevivido sin tí, sin un visado para Lisboa, sin viajar al país de Los Inoportunos.
Borracha, jugadora, contrabandista... Nada que no hicieras tú en tu café americain Te vendiste al paseo de las estrellas y preferiste una vida “tranquila”, con una chica mona que no les escupía a los tahúres. (Una Guerra hace daño, mein lieber) Claudicaste, perdedor.
Renau murió en extrañas condiciones... ¿Extrañas? ¡Ja! Un marido cabreado. Tú hubieras muerto también de manera extraña, pero sin ese romanticismo, que te atribuía el capitán.
Ya sabíamos todos que Sam no sabía tocar al piano más que aquella maldita canción. Por eso se desacompasaba de la orquesta y la moviola;
Como tú, que dejaste dos vidas y una viuda no reconocida en compás de espera.
THE FIDDLER OF DOONEY When I play on my fiddle in Dooney, Folk dance like a wave of the sea; My cousin is priest in Kilvarnet, My brother in Mocharabuiee.
I passed my brother and cousin: They read in their books of prayer; I read in my book of songs I bought at Sligo fair.
When we come at the end of time To Peter sitting in state, He will smile on the three old spirits, But call me first through the gate;
For the good are always the merry, Save by an evil chance, And the merry love to dance:
And when the folk there spy me, They will all come up to me, With "Here is the fiddler of Dooney!" and dance like a wave of the sea.
EL VIOLINISTA DE DOONEY Cuando toco mi violín en Dooney, la gente baila como una ola del mar; mi primo, que es sacerdote en Kilvarnet, y mi hermano en Mocharabuiee.
Me crucé con mi hermano y mi primo: ellos leían sus libros de oraciones; y yo mi libro de canciones que compré en la feria de Sligo.
Cuando lleguemos al final de nuestros dias ante Pedro, majestuoso, el sonreirá a los tres viejos espíritus, pero me hará entrar primero;
Pues los buenos son siempre los alegres; Salvo por algún maligno azar, y los alegres aman bailar:
Y cuando la gente allí me vea, todos se acercarán a mí, y dirán "¡Aquí está el violinista de Dooney!" y bailarán como una ola del mar.
IL VIOLINISTA DI DOONEY Come le onde del mare, come le onde del mare balla la gente quando suono il mio violino. Mio cugino è prete a Kilvarnet, mio fratello è prete a Mocharabuiee. Ma io ho fatto più di mio fratello e mio cugino: leggono nei libri di preghiere, io leggo nei miei libri di canzoni che ho comperato alla fiera di Sligo. Quando alla fine dei tempi noi ci presenteremo a Pietro, andremo da lui seduto in maestà, allora lui sorriderà ai nostri tre vecchi spiriti, ma chiamerà me per primo oltre il cancello. Perché sempre allegri sono i buoni, salvo che per cattiva sorte, e la gente allegra ama il violino, la gente allegra ama ballare. Quando mi vedono arrivare, corrono da me tutti gridando: "Ecco il violinista di Dooney! Vengono a ballare come le onde del mare.
Todo armoniza por la diferencia: el desierto de hielo, el árbol en la roca, la suave furia del mar y las estrellas. Nacemos transparentes como el aire, nos volvemos opacos como el mármol. Uno puede soportar tanto dolor como placer es capaz de recibir. Piedra, hierba, fuego, agua, luz, tiniebla, tempestad de arena: todo armoniza por la diferencia. La ciudad, mientras duermes, draga el silencio que todo lo hace nuevo. Nadie tiene otra patria que su soledad, nadie llega a nadie si no es para marcharse. Tiene el amor en sus abrazos el atroz método del amordazamiento. Cuanto nos llena del otro nos vacía. Nube, raíz, el canto de los pájaros: todo armoniza por la diferencia.
Estoy inmóvil más alma que cuerpo, con la certeza de pertenecer a los restos que me acompañan en una sola vida expuesta en este nicho que quiere devorarnos; mantengo la mirada en la nieve DOMINE DIRIGE NOS la guía aprieta el pecho, nos fuerza a un solo aliento DOMINE DIRIGE NOS hacia otro choque contra la desesperación.
La cabina de combate: Puta poesía: "Una sociedad democrática no puede seguir olvidando que todos los seres humanos tienen la misma dignidad intrínseca, independientemente del t..."
Se revolvió mi estómago, como revuelve el yeso con sus manos el albañil del tiempo.
Contemplé lo vivido, celebré lo que aún crece.
Fui feliz construyendo una mirada nueva, tendiéndome en la hierba como se curva el mar al fondo, demostrando que la tierra es redonda
algunas veces,
hoy, esta tarde contigo mientras los perros corren a lamernos
porque huelen los besos de los que aman, porque huelen los huesos de los que aman,
porque los perros saben con sus ojos tan tristes cómo cura el amar, como locura frente a todos los fríos, frente a todas las olas, frente a todos los frentes de este frente de gaviotas con miedo y batallas perdidas.
Porque corren después con nuestros huesos mordidos en su boca, y no quieren soltarlos,
y el futuro es de pronto un mar inmenso y la tierra es redonda y nos duelen los huesos y estás tú y el albañil construye.
Estoy preparando una mudanza. Retiro los libros de sus estanterías y de entre sus páginas asoman cintas de colores. Abro esas páginas y reencuentro citas subrayadas con el grafito del interés. No recuerdo ninguna. Tal vez, en su nuevo lugar, todas estas palabras adquieran una forma definida entre mis manos.
Antonio Rivero Taravillo es autor de los poemarios Farewell to Poesy (Pre-Textos) y El árbol de la vida (Col. Puerta del Mar, Diputación de Málaga). Ha traducido libros de poetas como Pound, Tennyson, Graves, Shakespeare, Marlowe, Milton, Yeats o Keats (Premio Andaluz a la Traducción Literaria), así como antologías de poesía norteamericana, irlandesa y escocesa, o novelas, memorias y ensayos de Flann O'Brien, Jamie O'Neill, Swift, Wells, Melville o Donne, entre otros. En prosa, su obra incluye Las ciudades del hombre (Llibros del Pexe), Viaje sentimental por Inglaterra (Almuzara) y Macedonia de rutas (Paréntesis), además del ensayo sobre literatura medieval Los siglos de la luz (Berenice).
Me acuerdo de la Irlanda que no hemos conocido porque un arpista ciego esta noche nos llora. A pesar de los siglos y las tierras en medio; a pesar del alcohol que mis ojos empaña.
Porque un arpista ciego esta noche nos llora con una melodía tan triste como hermosa, tan bella como el lago que en tu risa hubo un día. Con sus dedos recorre las cuerdas de tu ausencia.
Son látigos las cuerdas y cuerpo la memoria, y la música es siempre un suplicio aceptado, compases más punzantes cuanto más te recuerdo porque un arpista ciego esta noche nos llora.
Me acuerdo de la Irlanda que no hemos conocido, florida como mayo cuando besa las zarzas. Por eso me conmueve con su música el bardo, y bebo, por ejemplo, porque tú no estás cerca.
Porque un arpista ciego esta noche nos llora y sus ojos nos miran porque tú ya no estás. Porque ya nada queda y sus ojos nos miran. Cuando yo nada soy, porque soy tu carencia.
de Bajo otra luz, 1989
Turlough O'Carolan (Toirdhealbhach Ó Cearbhalláin) nació en 1670 cerca de Nobber, County Meath y murió el 25 de Marzo de 1738. Invidente arpista y poeta irlandés,
Las manos entrelazadas sobre la mesa, apoyo la cabeza y observo el horizonte a través del vaso. El hielo marca las siluetas en su plano real; el ocre del whisky me permite entrar en voces que, bajo lluvias centenarias, reclaman mi persona para forjarme. El aliento de tabaco guarda novilunios mientras almaceno desgarros en el paladar a cada sorbo de horas. El frío exterior se ha prendido en mi alma, apuro el vaso, uno más, abandono el aliento de la soberbia y arranco la máscara del gesto airado. Observo rostros en el fondo del cristal, mezclados con posos de alcohol que ofrecen una bruma de brillo a los momentos compartidos. Relaciono aquellas miradas de gesto convexo, las enumero en vacíos y las guardo en un último sorbo que vierte amargura sobre la espalda. Supongo que no recuerdo porque bebo. En una esquina del velador, un vaso caído, el licor cae de la mesa como si su mármol llorase (una, dos, tres...) gotea contra las pisadas del suelo. La ceniza se agota entre los dedos y el humo funde mis labios con nombres que la memoria no menciona; el aliento parece perderse en el vacío del vidrio arrastrando mis ojos entre sus formas. Busco aliento. La piel parece desprenderse de mi ropa y recorrer el mármol del velador y sentir esas otras pieles. Repito el gesto, el camarero, con solícita monotonía, rellena el vaso. Supongo que bebo porque a veces no me recuerdo. Lo apuro, recreándome, mas las imágenes no reaparecen, quedaron atrapadas en la araña del paladar. El frío interior se ha desprendido de mi alma. Termino el vaso, uno más, recupero el aliento de la soberbia, me pongo la máscara del gesto airado y dejo atrás, en su rincón, mi reflejo pensativo de hombros gastados. Supongo que no me olvido porque a veces bebo.
Aquí estoy... En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando a que me llamen... Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita y condenada y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro y me ha dicho severo: No, no es la hora todavía... hay que esperar... Y aquí estoy esperando... con el mismo traje viejo de ayer, haciendo recuentos y memoria, haciendo examen de conciencia, escudriñando agudamente mi vida... ¡Qué desastre!... ¡Ni un talento!... Todo lo perdí. Sólo mis ojos saben aún llorar. Esto es lo que me queda... Y mi esperanza se levanta para decir acongojada: Otra vez lo haré mejor, Señor, porque... ¿no es cierto que volvemos a nacer? ¿No es cierto que de alguna manera volvemos a nacer? Creo que Dios nos da siempre otra vida, otras vidas nuevas, otros cuerpos con otras herramientas, con otros instrumentos... Otras cajas sonoras donde el alma inmortal y viajera se mueva mejor para ir corrigiendo lentamente, muy lentamente, a través de los siglos, nuestros viejos pecados, nuestros tercos pecados... para ir eliminando poco a poco el veneno original de nuestra sangre que viene de muy lejos. Corre el tiempo y lo derrumba todo, lo transforma todo. Sin embargo pasan los siglos y el alma está, en otro sitio... ¡pero está! Creo que tenemos muchas vidas, que todas son purgatorios sucesivos, y que esos purgatorios sucesivos, todos juntos, constituyen el infierno, el infierno purificador, al final del cual está la Luz, el Gran Dios, esperándonos. Ni el infierno... ni el fuego y el dolor son eternos. Sólo la Luz brilla sin tregua, diamantina, infinita, misericordiosa, perdurable por los siglos de los siglos... Ahí está siempre con sus divinos atributos. Sólo mis ojos hoy son incapaces de verla... estos pobres ojos que no saben aún más que llorar.
Tú sigues siendo el misterio de las apariciones que nunca aparecen pero dentro de mí alguien cambió y no volverá a cambiar jamás
ya no hay llanuras en mis montañas ya no hay llanuras y yo yo olvido un sótano de recuerdos dos sótanos llenos y persigo sombreros alegres para dejar de olvidar aunque ya se sabe los sombreros huyen y la alegría y los gatos que no nos felicitan.
Olvido.
Olvido porque ya soy viejo o ya soy joven: he sido tantos alborotos que ya soy viejo he visto a tantos morir mi muerte que ya soy joven
he servido a tantos príncipes
he ambicionado piedra he falsificado labios y he jadeado no he faltado a la cita y ahora ya no hay fuego en mi fuego o todas mis mentiras son mentirosas y sólo el cansancio me da vida y sólo tocas mí cansancio y ahora hoy nada me duele y tú no me dueles
las tiendas de ultramarinos y los cines de verano y los guerreros indefensos desaparecieron ni siquiera los fabrican fíjate qué triste
herrumbrosas y ajenas nuestra soledad es siempre de los otros herrumbrosas y ajenas y tan herrumbre las soledades que en mí acontecen sin ruidos y sin silencios
hoy nadie me duele y tú no me dueles
mujer tan callada y pobre como una grieta santa tierra desterrada yo que para escandalizarte he robado escándalos sólo Judas pudo amarte como yo te amo sólo Judas y sobre tí veo al cielo que ganó el concurso de cielos y al cielo loco que ganó el concurso de nubes y hasta al único caballo que cabalga
santa tierra desterrada tierra santa mi tierra prometida dama de la mayor distancia te he deseado siempre desde el primer reloj
pero dentro de mí alguien cambió así que pronto llorarán mis risas y se arrastrarán mis vuelos pronto oiré un viento raptando hojas y las noches sabrán ser días entonces inmediatamente
Ayúdame soy un cristo que no tiene cruz soy un cristo de crucigrama ayúdame tú la espina más remota tú sueño que se desmaya tú pequeña niebla de piel tú que no mereces ser el cepillo de dientes de María Magdalena tú puedes ayudarme tú puedes ayudarme complicándome la vida complícame la vida complícamela tú que árida siempre te alejas dame abrazo y herida dame abrazo y herida para tener abrazo
Mi costumbre de pasear al atardecer reflejará mi vida, y cómo en su crepúsculo saldré precipitadamente diciendo, ¡qué hermoso! ¿Ha sido así todo el día?
El pasado 2 de Febrero participaron en el programa que dirige y presenta Sebastián Galán, POETAS EN EL AIRE, de RADIO VALLEKAS, los poetas Hortensia Higuero y Isidro Sánchez ambos forman parte de grupo poético Verbo Azul
Hortensia tiene dos poemarios publicados y su poesía ha sido premiada en diferentes ocasiones entre ellos destacan.
Primer Premio Certamen de Narrativa “Manuel Romero” 2008, Primer Premio del Certamen de Poesía “AMPPI” Alcorcón (Madrid) 2010
Su poesía, ella misma, la define como intimista y comprometida, siente lo necesidad de escribir, para expresar lo siente vive o sueña.
Isidro tiene cinco poemarios publicados, entre los números premios, destacan.
“Circulo Mercantil de Málaga”, “Justas Literarias de Reinosa”, “Ciudad de Alcorcón”, “Universidad Popular de Alcorcón”.
Escribe de una forma ordenada y eligiendo un tema y lo desarrolla, sus libros son monotemáticos, su poesía, la define como comprometida y que tiene que ser compartida con el lector.
Ante la ventanilla del banco, tan frío como el tacto del mármol del mostrador, con el bolígrafo inmóvil entre los dedos, la tinta calvada en la palidez del impreso, se quedó quieto, con la mirada seca y el paladar de talco, sólo un leve aliento parecía silbar entre sus labios.
Serás, amor, la larga caminata, la caricia escondida, la noticia, el consuelo, el venir por la tarde, la voz, la sensación de no haberte marchado, serás amor de aire, que sienta, toque, llene, aire y mirada, voz, serás letra y no letra, amor, haber llamado ya, haber venido, tocar abajo ya, haber abierto, serás tocar yo abajo y abrir juego.
Serás, amor, estío, serás mayo, serás firma y sonrisa, serás guiño, serás tu boca toda abriendo el beso, serás tren, serás voz, serás no haberte ido, serás pedir primero, serás no seducirte, seducir, serás mi hambre ya antes de mi hambre, serás abrir la puerta sin hacer yo el esfuerzo, serás pedir amor, serás bajar los brazos, serás abrir el fuego, serás querer el fuego todo juego en mi fuego, serás más, serás siento, serás me necesitas, serás hacerme el alma despertar por el cuerpo.
Serás no desnudarme, serás quererme ciego, serás pedir tú, niña, lo que yo quiero y ruego, serás hacerte amable, serás hacerte menos y luego hacerte más, serás abrirte el alma, serás hablar el cuerpo.
Serás voz, serás vida, serás paz, serás beso, serás hacerme hombre yo que niño me siento, serás hacerte niña, aunque mujer te tiento.
Serás hacerme suelo, serás hacerme asiento, serás como te siento ya pensando ya mismo en hacerme ya mismo faz de piel en tu beso, serás sentarte y danza, máscara, apoyo y agua, serás amarme luego.
(El/Ella) _______________ sabía que la tarde sería propicia para el encuentro; hacía tiempo que se conocieron, desde aquel momento las conversaciones se habían prolongado. Diálogos de juego, de coqueteo, de confesiones, de vaciar el día a día con un gesto, con una sonrisa que les acercaba.
La cita llevaba tiempo pendiente, se había dilatado, insinuaciones, frases entrecortadas, apurando ese deseo que les despertó hacía tiempo; había habido besos, gestos, pero sabía que ese iba a ser el momento.
(El/Ella) _______________ tomó su tiempo, llevaba días con la imagen en la cabeza. En casa, un baño reconfortante, la piel perfumada, ropa ligera, velas y, por supuesto, música de fondo, suave, apenas perceptible.
Sí, se vieron, sonrisas, exposición de deseos, confirmación de voluntades, intenciones reservadas, "estás guapa hoy", "gracias", "acércate un poco más", "ese vestido te sienta muy bien", "seguro que hueles muy bien con el nuevo perfume": complicidad, tácito preludio.
Las caricias, besos, la piel que arde y se despoja de la ropa. Tensión que crece; el calor se prende en las espaldas, gemidos, sexo encendido, agitación, los movimientos que se acompasan.
No hay velas, no hay música, el perfume se ha desvanecido en la piel sudorosa; la sonrisa es gesto crispado, como las manos que se pierden en búsquedas.
Jadeos, oleaje de palabras sin estructura como los cuerpos que pierden su forma en anatomías tensas.
Palabras que pierden el pudor y se elevan sobre los murmullos. Saliva en las bocas sedientas de flujos ajenos. Cuerpos de juventud lejana pero ansiosos por follar. Gritos, el estallido mutuo, los flujos que se pierden en espasmos; las mandíbulas sostienen el quejido de placer, mudo, constante, y el tiempo se eclipsa mientras los cuerpos se diluyen en ese placer correspondido.
Silencio, la respiración tarda en recuperar el sonido natural. La mueca se torna sonrisa, aún crispada, sobre las geografías húmedas. Brazos y piernas se mueven despacio, facilitan la vuelta de la sangre y del latido habitual, impregnadas de flujos y sudor. Otra mirada, (el/ella) _______________ boquea de placer. Sonríe, satisfacción, y obedece al impulso cotidiano. Un gesto sencillo, habitual, un dedo presiona una tecla y la pantalla del ordenador queda en negro.
(El/Ella) _______________ , aún desnudo/a, enciende la luz de su realidad. Bajo la ducha sacude la soledad y limpia sus miedos del pudor y del remordimiento. Es tarde, mañana el despertador sonará y otra vez, quizá, vuelva a conectarse a la red.
Nota: El lector o la lectora, puede rellenar los espacios en blanco, si lo cree oportuno, con los nombres o artículos determinados que crean más convenientes según sus gustos y/o deseos.
Yo he regresado a mi ciudad, que conozco hasta las lágrimas, Hasta las venas, hasta las inflamadas glándulas de los niños.
Tu regresaste también, así que bébete aprisa El aceite de los faros fluviales de Leningrado. Reconoce pronto el pequeño día decembrino, Cuando la yema se mezcla a la brea funesta.
Petersburgo, todavía no quiero morir. Tú tienes mis números telefónicos.
Petersburgo, yo aún tengo las direcciones En las que podré hallar las voces de los muertos.
Vivo en la escalera falsa, y en la sien Me golpea profunda una campanilla agitada.
Y toda la noche, sin descanso, espero la visita anhelada Moviendo los grilletes de las puertas.