Tierra de Ahulema

Tierra de Ahulema

lunes, 28 de julio de 2014

La Primera Guerra Mundial en libros (I)



Paul Fussell.
La Gran Guerra y la memoria moderna.
Turner, Barcelona, 2006. 478 pp.


Paul Fussell, veterano de la segunda guerra mundial, publicó, por primera vez en 1975, su obra La Gran Guerra y la memoria moderna.
Una obra en la que se analizan las visiones del conflicto a través de textos de los poetas ingleses (Robert Graves, Siegfried Sassoon, Edmund Blunden, David Jones, Isaac Rosenberg y Wilfred Owen) que participaron en la guerra mundial, y de textos de carácter autobiográfico de oficiales y soldados anónimos. 
Textos que van desde el fervor patriótico de la primera hora del alistamiento a los de frustración, soledad y solidaridad entre combatientes como consecuencia de la barbarie mantenida en el tiempo.

© ANTONIO LINARES FAMILIAR

PAUL FUSSELL 1924 - 2012


jueves, 24 de julio de 2014

PROPUESTA DE MEJORA


PROPUESTA DE MEJORA

El asfalto poblado de murmullos
aguarda las voces nutricias
para iluminar los muros con el fuego
reconstructor de los ecos, quebrar
el horizonte con el puño de la
razón común y desterrar el estandarte
de los silencios ignorantes.

Conscientes de la extensión del quehacer,
así, afianzados en tantos brazos,
iniciamos la marcha contenida
sobre los tambores del miedo arcaico
y avanzamos contra los eclipses programados.


© ANTONIO LINARES FAMILIAR

viernes, 18 de julio de 2014

ODILIA RIVERA SANTOS: Love when you say love

Love when you say love


Odilia Rivera Santos, poeta afro-portorriqueña, activista en pro de los derechos de los hispanos y de las mujeres en EE.UU., nos presenta su primer poemario: Love when you say love.

Nos encontramos con unos poemas de lo cotidiano donde la perspectiva vital se entrelaza con el hecho de escribir como si fuera un bouquet sonoro de existencia humana; una poesía vista y escrita, vivida, desde lo habitual, de situaciones diarias como una conversación, un desamor o un viaje en autobús, plasmando la geografía de la vivencia y del sentir de la propia autora.

En los poemas de Rivera Santos, sentimos cómo el detalle minúsculo, la percepción cuidadosa y sensible, suponen la raíz de su voz poética; como admite la propia escritora: aprendí  a separar las cosas que parecían imposibles, y desde ese tamiz da el paso para crear su propio mundo literario.

Sus versos parecen fluir como por accidente, in a casual way, pero esto no debe confundir al lector, es una declaración de cómo la vida sucede, se transforma; esa manera casual de la poesía de Odilia es la excusa para que autora y obra se desgranen mostrando la vida. Una vida y una poesía que son trabajo, son una lucha hasta el fin en la que confluyen las palabras de una niñez muerta, de alguien que no llegó a nacer, de un transeúnte, de un vecino. Todo un universo que fluye no sólo desde el sentir de Odilia sino también de su peculiar lucidez y sensibilidad para traerlas a nuestros sentidos.

ODILIA RIVERA SANTOS
Son, según su creadora, poemas descriptivos no prescriptivos en los que el sentimiento y las imágenes circulan después de haber clausurado el departamento de quejas; poemas que surgen de las palabras de otros, esas que oyera, viviera o sintiera y la autora ha ido guardando, paso a paso, en sus bolsillos, fundiéndolas en un paseo urbano, un paseo de afectos, un paseo en el que el propio lector se puede reconocer.

Y bajo ese camino, sujetando al lector y a la obra, el amor y soledad subyacen, manejando el testimonio de la comunicación o la ausencia del que no dice nada ante cualquier diálogo.

Odilia teje, a lo largo de este libro, palabras de hondura que se acomodan en el lector, igual que los sueños vuelven en las noches oscuras, con la certeza de que esperamos nada y vivimos por todo

Aceptemos esta invitación que nos hace Odilia Rivera Santos, tomemos sus poemas, deslicémoslos entre los labios y fundámoslos bajo nuestras lenguas.


© ANTONIO LINARES FAMILIAR

martes, 15 de julio de 2014

Poeta invitado: ELENA MEDEL, "I will survive"



I WILL SURVIVE

Tengo una enorme colección de amantes. 
Me consuelan y me aman y con ellos mi ego 
se expande y extramuros alcanza la azotea. 
Cuando estoy con cualquiera de ellos, 
o con todos a la vez, siento la pesada carga 
de millones de pupilas subidas a mi grupa, 
y a mi oído lo acosan millones de improperios, 
se habrá visto niña más desvergonzada / pobrecita, 
Dios le libre del problema que suponen / habría 
que encerrarlas a todas . Languidezco. 
Quiero volar y volar y volar como Campanilla 
               —blanco y radiante cuerpo celestial, 
                pequeño cometa, pequeño cometa— 
de la mano mis amantes, que dicen cosas bonitas 
como estigma, princesa, miss cabello bonito, asteroide. 
  
Todo sea por mis amantes, que no son dignos de elogio: 
son minúsculos, y redondos, y azules, 
azules o blancos, o azules y blancos, 
y su boquita de piñón es invisible, 
y para besarles introduzco a los pitufos 
en mi boca, y para gozar de ellos 
los trago, porque me sé mantis religiosa. 
Quién soy, quién soy, ni siquiera sé quién soy. 
Sólo los necesito cuando me desdoblo en dos, 
cuando mi ego se encoge incomprensiblemente 
e intramuros alcanza un punto mínimo, 
cuando lloro demasiado o río demasiado, 
y entonces los llamo y ellos, decidme vosotros 
quién soy, mi pequeño y urgente consuelo, 
se adentran en mi boca sin dudarlo, complacidos, 
y me recorren por dentro, y al fin sonrío, soy, 
sonrío tras sus cuatro, cinco, seis besos azules, 
un balanceo en mi regazo, la sonrisa desencajada, 
quién soy ahora, quién soy realmente ahora, 
quizá sea una muñeca de trapo, me toman prestada, 
sonrío con sus besos fríos color pitufo, color papá pitufo, 
besos de colores, ligero toque frío y plástico en mi lengua, 
quién soy ahora, quién soy realmente ahora. 
  
Les comparto con muchas otras, Sylvia, Anne, 
ay mis amantes pluriempleados, no lo he dicho, 
mis amantes que son minúsculos, redondos y azules, 
apuestos príncipes de un cuento de hadas, 
cuando hago como que duermo 
creen que soy la Bella Durmiente, 
y entonces quiebran el relato y me besan, 
y son como cualquier beso que lo es para dormirse, 
buenas noches pequeñas plásticas azules y blancas, 
quién soy, ya no quiero responder, no sé quién soy, 
y contradigo el cuento y mi sueño es más profundo, 
y no quiero despertar, no quiero, sólo quiero más 
besos azules, quién, besos blancos, 
besos porque mi ego tambalea en el centro de mi estómago, 
quién soy, besos redondos o cilíndricos, 
no importa quién soy, quién soy realmente, 
falo químico para mi sonrisa, quién soy ahora, 
falo químico de colores para mi cabeza baja. 
  
(De Mi primer bikini)