UN RECORRIDO MÁS
Salí de la noche con los labios sin piel,
tan desnudos como la mano de aquella
silueta que señalaba el vacío
por el que encontraría mi sombra.
Salí de la noche con los labios sin piel,
besar el hielo exige un peaje
para caminar por entre los nidos
de lo habitual que tizna lo grotesco.
Salí de la noche con los labios sin piel,
desgastados por el roce de los adoquines,
macerados por hormigas que susurran
y pezuñas de machos cabríos.
Salí de la noche con los labios sin piel
hasta llegar a la arena de tu cuerpo
más allá de esta bruma de la edad.
ANTONIO LINARES FAMILIAR