Tierra de Ahulema

Tierra de Ahulema

miércoles, 30 de abril de 2014

Poeta invitado: EDUARDO MILEO "Fiesta"



Fiesta 
(Peter Brueguel, 1525-1569)

Hoy mataron un puerco.
Trozaron
la carne involuntaria
entre risas
y festejados insultos.
Esos hombres poseen
una felicidad muscular.
Y son harto expresivos
en la sangre tintos.
Una mujer ha llegado
con víveres
hasta la prieta cabaña
donde ya acicalados
la esperan entre aplausos.
La mujer sonríe.
Deja
los amorosos recados
sobre la mesa
y se marcha segura
meneándose
para esquivar la inquietud de los ojos.
Los hombres han sabido trabajar
y reciben la comida
con beneplácito.
Todos a un tiempo hablan
se chacotean disputando
las deseadas porciones.
Sus pesados
aunque ágiles brazos
manejan
con destreza el cuchillo.
Corre la vida por las gargantas:
la sangre amada del Señor.

Yukio Mishima: CABALLOS DESBOCADOS

Segundo libro de la tetralogía El mar de la fertilidad, compuesta por Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel
El joven Isao Iinuma, maestro en kendo, se muestra preocupado por lo que considera una excesiva occidentalización del Japón que aleja a la sociedad nipona de sus raices y sus fundamentos culturales. Esa preocupación parece aumentar tras la lectura, por parte del joven Iinuma de un pequeño libro titulado La liga del viento divino, narración épica en la que un grupo de samuráis lucha, armados  con sus tradicionales katana,s contra las primeras armas occidentales llegadas a tierras niponas.
Inspirado por esa narración y consciente de la deriva que toma su país, Isao crea una liga de jóvenes estudiantes y patriotas, la liga showa del viento divino, con el objetode purificar la sociedad en la que viven; para ello se conjuran para asesinar a los corruptos del país y, posteriormente, ofrecer sus vidas en homenaje al emperador llevando a cabo la ceremonia del seppuku (al igual que hicieran los protagonistas de la narración de La liga del viento divino).
Una novela que parece una radiografía del propio Yukio Mishima y un anticipo de lo que fuera su propia vida. Los planteamientos ultranacionalistas del autor aparecen expuestos a través de Isao Iinuma, su fe en la tradición, su vehemencia en el deterioro del Japón como consecuencia de la occidentalización sufrida que sirvió para el enriquecimiento de unos cuantos, su salvaguarda de la cultura y costumbres japonesas, el desencanto final que padeció Mishima e incluso el seppuku final del protagonista son una cartografía biográfica del escritor japonés.

© ANTONIO LINARES FAMILIAR
YUKIO MISHIMA 1925 - 1970

miércoles, 23 de abril de 2014

Poeta invitado: IMANOL LARZABAL "Orhoituz"


(Gracias a TXARO CÁRDENAS PEÑA por esta recomendación.)

IMANOL LARZABAL (1947-2004)

ORHOITUZ

Zaldi beltzak irrintzika zeuden.
Sutan ziran inguruko zelhai gorak.
Hartzen genduen atseden,
alhargunen intziriez alai.
So ziraden, bekhaitz,
saiak oro giza-hiroz ok egin beharrez.
Garoetan neska sabel naro
zaurituen odola nigarrez...
Gau joriak zithal hotz zerion
geure bihotz-min-gai 'ta zorion
orhoitua gizaldiz gizaldi.
Lagun! Hilkar-lore-baratzetan
genbiltzanok, ilhargi zuritan
noiz dukegu, diztirant, Eguerdi?

RECORDANDO

Encabritados relinchaban los negros corceles.
Acometía el fuego la campiña cercana.
Sacudíamos la fatiga, el lamento de las viudas
era a nuestros oídos canción alegre.
Arrogantes miraban los buitres,
ahítos de carroña humana, a punto de reventar.
Entre los helechos sangraban copiosamente las muchachas
de las heridas infligidas a sus vientres desgarrados.
En las noches frías y plenas
la felicidad renuevan nuestros doloridos corazones
recordada por los siglos de los siglos.
Los que como nosotros caminan, ¡Amigo!
bajo el claro de luna en los jardines de la muerte
¿volveremos acaso a ver el sol de mediodía?





viernes, 18 de abril de 2014

Adiós Gabo, adiós

Gracias, entre otras cosas, por habernos mostrado cómo recordar el hielo.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (1927 - 2014)

miércoles, 2 de abril de 2014

En el centenario de OCTAVIO PAZ



Todo comienza en un jardín, lo recuerdo, me recuerdo. jardín con niño, a tientas, me adentro.
Pasillos, puertas que dan a un cuarto de hotel. a una interjección, a un páramo urbano. Y entre el bostezo y el abandono, tú, intacto, verdor sitiado por tanta muerte, jardín revisto esta noche. Sueños insensatos y lúcidos, geometría y delirio entre altas bardas de adobe. La glorieta de los pinos, ocho testigos de mi infancia, siempre de pie, sin cambiar nunca de postura, de traje, de silencio. El montón de pedruscos de aquel pabellón que no dejó terminar la guerra civil, lugar armado por la melancolía y las lagartijas. Los yerbales, con sus secretos, su molicie de verde caliente, sus bichos agazapados y terribles. La higuera y sus consejas. Los adversarios: el floripondio y sus lámparas blancas frente al granado, candelabro de joyas rojas ardiendo en pleno día. El membrillo y sus varas flexibles con las que arrancaba ayes al aire matinal. La lujosa mancha de vino de la bugambilia sobre el muro inmaculado, blanquísimo. El sitio sagrado, el lugar infame, el rincón del monólogo: la orfandad de una tarde, los himnos de una mañana, los silencios, aquel día de gloria entrevista, compartida.
Arriba, en la espesura de las ramas, entre los claros del cielo y las encrucijadas de los verdes, la tarde se bate con espadas transparentes. Piso la tierra recién llovida, los olores ásperos, las yerbas vivas. El silencio se yergue y me interroga. Pero yo avanzo y me planto en el centro de mi memoria. Aspiro largamente el aire cargado de porvenir. Vienen días de futuro, rumor de conquistas, descubrimientos y esos vacíos súbitos con que prepara lo desconocido sus irrupciones. Silbo entre dientes y mi silbido, en la limpidez admirable de la hora, es un látigo alegre que despierta alas y echo a volar profecías. Y yo las veo partir hacia allá, al otro lado, a donde un hombre encorvado escribe trabajosamente, en camisa, entre pausas furiosas, estos cuantos adioses al borde del precipicio.