Charles Dickens
Nuestro común amigo / Our mutual friend
Ed. Debolsillo
Encontrarse, mejor dicho,
reencontrarse con Dickens siempre puede resultar una invitación a la calma, a
la lectura sosegada a la que acuden recuerdos de otras lecturas, rodeado de la
presencia de tantos y tantos personajes del universo dickensiano. En este caso
se trata Nuestro común amigo (Our mutual friend) , la última obra
completada por Charles Dickens entre 1864 y 1865. Obra coral en la que cada
personaje forma parte de un todo sin el cual nada en la obra tendría sentido,
canjilones imprescindibles para el funcionamiento de una noria perfecta que es
la obra en sí.
Una obra en la que, aparentemente,
el único tema central es el dinero, el dinero y lo que puede aportar a la vida
de los individuos, si profundizamos en la lectura apreciamos la hondura psicológica
no sólo de todos y cada uno de los personajes sobre los que gira cada una de
las tramas, sino también de la propia sociedad victoriana, esa sociedad que se
mantiene como es, gracias a los personajes que por ella habitan.
De la mano de un Dickens maduro,
y tal vez pesimista, Nuestro común amigo resulta una
coreografía perfecta, unas tramas que se van hilvanando sin ninguna distorsión
para hacer un todo único que atrapa y enreda al lector durante el placer de su
lectura, todo ello sujeto por tres asuntos, como conectores de toda la obra,
que la sustentan: una sociedad dominada por el dinero, y la ostentación del
mismo, en la que eres aquello que tienes o aparentas, al menos, tener; el río
en dos aspectos, uno el que nutre y da vida, y otro el que trae muerte y
soledad; el tercer asunto sería, tal vez como consecuencia de los anteriores,
el carácter del ser humano a través de la perdición de algunos de los
personajes o de la redención de otros.
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