El tacto de lo efímero
Jesús María Gómez y
Flores
Porque
había que dar forma a las palabras,
quebrantar escaparates, levantar las calles, taladrar la rutina, golpear la estética impertinente de lo inservible
o burlarse del repertorio de la servidumbre, por todo eso Jesús María Gómez y Flores nos presenta El tacto de lo efímero, poemario donde habita el individuo entre los bancales del tiempo con el bagaje de lo
vivido como sustento de lo por vivir, con la convicción de que todo es susceptible de ser materia del poema;
de esa manera los versos de Jesús se instalan en todo aquello que es
susceptible de relacionar al hombre con su propia búsqueda y, así, plantar cara
al tiempo aceptando su paso como peaje de ese tránsito ya que de nada sirven las conjeturas si no se alcanza
enderezar el descosido rastro de los días para seguir viviendo.
Superviviente
que habla a supervivientes, a sus cómplices-lectores, el poeta nos habla de los
animales y demonios que se guardan bajo las capas de la razón de lo diario y de
lo impuesto en un paisaje que convierte la piel en bosque con el tañido de las
palabras que nos recuerdan la presencia del bastardo
pulso de la tierra.
El
poeta nos hermana con los mapas de sus visiones a través de cada verso, imágenes
sólidas con palabras más solidas aún que nos llevan a los herrajes del viento,
a la dócil carne de los álamos con voces que son agujas.
Y de fondo la música y
algunos de sus autores como referentes: Diana Krall, Janis Joplin, Philip
Glass o Lito Vitale se insertan a través de los versos con Vicente Aleixandre, Leopoldo
María Panero o Juan Ramón Jiménez.
Jesús María Gómez y Flores nos invita, con El tacto de lo efímero, a tomar por asalto la palabra porque ya es hora de que hablemos ese lenguaje que sólo a nosotros nos pertenece.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR
JESÚS MARÍA GÓMEZ Y FLORES |
No hay comentarios:
Publicar un comentario