ANTONIO DAGANZO |
ESE TIPO SOMBRÍO Y TACITURNO
Miradlo.
Temblad.
Incluso pareciera que la tarde
enmudece a su paso.
No es temor lo que infunde:
es tristeza.
Una turbia tristeza.
Abstraído,
rugoso,
todos sus movimientos pierden sangre
sin una sola herida.
Ni siquiera un destello,
un reflejo muy pálido de sencillas
batallas
se distingue en sus ojos roedores,
hambrientos de minucias
con que ponerse a salvo.
Mirad cómo se aleja
tropezando silencios,
con tanto amor caduco que ya es
odio.
Esa fallida alma pudo hacérsenos
cómplice.
Pudimos ser nosotros
ese tipo sombrío y taciturno
que cruza descampados.
Cantemos alabanzas al valor
por darnos,
generoso,
la locura completa de su gracia,
la fuerza de sufrir.
Del poemario Juventud todavía (2015).
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