Tierra de Ahulema
viernes, 20 de mayo de 2011
Poeta invitado: SAMUEL TAYLOR COLERIDGE "Kublai Khan"
KUBLAI KHAN
In Xanadu did Kublai Khan
a stately pleasure-dome decree,
where Alph, the sacred river, ran
through caverns measureless to man
down to a sunless sea,
so twice five miles of fertile ground
with walls and towers were girdled round.
and there were gardens bright with sinuous rills,
where blossom'd many an incense-bearing tree.
And here were forests as ancient as the hills,
enfolding sunny spots of greenery.
But O! That deep romantic chasm which slanted,
down the green hill athwart a cedarn cover.
A savage place! As holy and enchanted
as a'er beneath a waning moon was haunted
by woman wailing for her demon lover.
In from that chasm, with ceaseless turmoil seething,
as if this Earth in fast thick pants were breathing,
a mighty fountain momently was forced,
amid who's swift half-intermitted burst,
huge fragments vaulted like rebounding hail,
or chaffy grain beneath the thresher's flail,
and 'mid these dancing rocks at once and ever,
it flung up momently the sacred river.
Five miles meandering with a mazy motion,
through wood and dale the sacred river ran.
Then reach'd the caverns measureless to man,
and sank in tumult to a lifeless ocean.
And 'mid this tumult Kublai heard from afar
ancestral voices prophesying war!
The shadow of the dome of pleasure
floated midway on the waves
Where was heard the mingled measure
from the fountain and the caves.
It was a miracle of rare device
a sunny pleasure dome with caves of ice.
A damsel with a dulcimer
in a vision once I saw.
It was an Abyssinian maid,
and on her dulcimer she played,
singing of mount Abora.
Could I revive within me
her symphony and song.
To such a deep delight 'twould win me,
that with music loud and long,
I would build that dome in air!
Thy sunny dome! Those caves of ice!
and all who heard should see them there!
and all should cry, Beware! Beware!
his flashing eyes! his floating hair!
Weave a circle round him thrice,
and close your eyes with holy dread!
for he on honey-dew hath fed,
and drunk the milk of Paradise.
KUBLAI KHAN
En Xanadú, Kubla Khan
mandó que levantaran su cúpula señera:
allí donde discurre Alfa, el río sagrado,
por cavernas que nunca ha sondeado el hombre,
hacia una mar que el sol no alcanza nunca.
Dos veces cinco millas de tierra muy feraz
ciñeron de altas torres y murallas:
y había allí jardines con brillo de arroyuelos,
donde, abundoso, el árbol de incienso florecía,
y bosques viejos como las colinas
cercando los rincones de verde soleado.
¡Oh sima de misterio, que se abría
bajo la verde loma, cruzando entre los cedros!
Era un lugar salvaje, tan sacro y hechizado
como el que frecuentara, bajo menguante luna,
una mujer, gimiendo de amor por un espíritu.
Y del abismo hirviente y con fragores
sin fin, cual si la tierra jadeara,
hízose que brotara un agua caudalosa,
entre cuyo manar veloz e intermitente
se enlazaban fragmentos enormes, a manera
de granizo o de mieses que el trillador separa:
y en medio de las rocas danzantes, para siempre,
lanzóse el sacro río.
Cinco millas de sierpe, como en un laberinto,
siguió el sagrado río por valles y collados,
hacia aquellas cavernas que no ha medido el hombre,
y hundióse con fragor en una mar sin vida:
y en medio del estruendo, oyó Kubla, lejanas,
las voces de otros tiempos, augurio de la guerra.
La sombra de la cúpula deliciosa flotaba
encima de las ondas,
y allí se oía aquel rumor mezclado
del agua y las cavernas.
¡Oh, singular, maravillosa fábrica:
sobre heladas cavernas la cúpula de sol!
Un día, en mis ensueños,
una joven con un salterio aparecía
llegaba de Abisinia esa doncella
y pulsaba el salterio;
cantando las montañas de Aboré.
Si revivir lograra en mis entrañas
su música y su canto,
tal fuera mi delicia,
que con la melodía potente y sostenida
alzaría en el aire aquella cúpula,
la cúpula de sol y las cuevas de hielo.
Y cuantos me escucharan las verían
y todos clamarían: «¡Deteneos!
¡Ved sus ojos de llama y su cabello loco!
Tres círculos trazad en torno suyo
y los ojos cerrad con miedo sacro,
pues se nutrió con néctar de las flores
y la leche probó del Paraíso».
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