La bicicleta del panadero
Juan Carlos Mestre
482 páginas
Porque la palabra es paisaje, atmósfera, clave para
desentrañar cualquier mundo, Juan Carlos Mestre nos ofrece todo un océano de
metáforas, imágenes, memorias, sonidos, ecos, voces que acarician o agitan, un
mundo poético que debe ser considerado como imprescindible en la
poesía actual.
La bicicleta del panadero es un manual de poesía, de uso de
las imágenes, de invitar, a través de la metáfora, a lo que nos puede esperar
al otro lado de cualquier espejo al que nos asomemos; un código de vida
imbricado en el uso de la lengua, un canto de vida por donde transcurren los
pensamientos, las ideas, la ideología, el origen de cada uno, sueños, viajes,
la pintura y la música... un cosmos completo que genera un poemario extenso, algo poco habitual en los anaqueles de las librerias, con una fuerza única que lleva al lector allá donde haya decidido el poeta y, así, hacerle copartícipe y cómplice de la polifonía que esté leyendo.
DE PESCA (de La bicicleta del panadero)
Quizá solo hayan venido a recordarte que la dignidad
es el prójimo
aquello para quienes ya todo ha pasado
y permanecen en el desprecio de algún instante futuro.
Andar con pies de plomo sobre la escritura
como al que le queda una cicatriz después del crimen
y un odio posesivo lo incita a declarar contra sí mismo.
Tal vez solo hayan venido a recordarte que la dignidad
desentierra la cuchara con la que se alimentó una víctima.
La boca que se abre es ahora el hambre de tu boca.
Acaso solo hayan venido a recordarte eso
que fue aquello y progresivamente es lo otro
la voz viuda que atraviesa la casa de los silenciosos
el huérfano que le desenreda la caña de pescar al viejo Eliot.
ANTONIO LINARES FAMILIAR
DE PESCA (de La bicicleta del panadero)
Quizá solo hayan venido a recordarte que la dignidad
es el prójimo
aquello para quienes ya todo ha pasado
y permanecen en el desprecio de algún instante futuro.
Andar con pies de plomo sobre la escritura
como al que le queda una cicatriz después del crimen
y un odio posesivo lo incita a declarar contra sí mismo.
Tal vez solo hayan venido a recordarte que la dignidad
desentierra la cuchara con la que se alimentó una víctima.
La boca que se abre es ahora el hambre de tu boca.
Acaso solo hayan venido a recordarte eso
que fue aquello y progresivamente es lo otro
la voz viuda que atraviesa la casa de los silenciosos
el huérfano que le desenreda la caña de pescar al viejo Eliot.
ANTONIO LINARES FAMILIAR
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