PROGRAMA DOBLE
Llueven piedras mientras las ciudades duermen.
Antoine Doinel sujeta contra su pecho
la cabeza de un caballa y sueña
con cruzar la Puerta de Tannhäuser;
Rick y Sam cantan calvelitos
al despedir al Halcón Milenario;
Noram Bates prepara baños de espuma
en un spa de cinco estrellas;
siempre coqueta, Gilda vende guantes
en la mercería de la Calle Mayor
y Norma Desmond acoge ancianitos
para celebrar la Navidad;
Ninotchka, llena de silencio,
regala bustos de Lenin en Manhattan;
la señora Robinson lee a San Mateo
en un canal de pago y los Siete Enanitos
reconstruyen con baldosas amarillas
la escalera de Odessa para que Fred y Ginger
bailen Yankee Doodle Dandy;
en Manderlay elama de llaves arde
entre los brazos de Atticus Finch;
sobre las praderas, Custer se perfuma
con napalm para desayunar
y desde Termini los trenes parten
al compás del ukelele;
mientras unas chicas del montón miran
los escaparates de Tiffany's
en Innisfree Fanny y Alexander
mejoran su nivel de inglés;
Hal devora horizontes desde la noria
del Prater y en el Rosebud café
se reúnen todas las sombras abandonadas.
Butaca de patio, centradita por favor,
bombón helado y selecto ambigú,
telón de terciopelo rojo, acomodador y ozonopino:
las criaturas soñadas forjan mi realidad.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR
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