Los sábados
Los sábados teníamos de par en par los ojos
enseñando las luces doradas del domingo,
mientras iban las horas resbalando su carga
de ilusión en nosotras.
Sentadas en pupitres, en filas o en recreos,
pensábamos el día perfecto cada una
con un sol, sus películas y su adiós en la calle
al niño que llevaba nuestro nombre en su frente.
Volar era la clave escrita en nuestro ánimo.
Soñábamos con puertas y con la interminable
escalera que parte el monte en dos mitades,
donde un coche esperaba nuestra vuelta más rápida,
llevándose un viaje de alegría hacia el centro.
Mas pasaba el domingo, y con él los proyectos
de toda una semana extrañamente larga;
y el resultado era arrastrar la nostalgia
seis días como puños.
¡Qué verdad! Esa adolescencia larga en la que parece que nada va a cambiar, en que una semana sigue a otra, en la que la ilusión tiene nombres, lugares; esa nostalgía por lo que aún no ha sido.
ResponderEliminarMe agradò la manera como nos devuelve en el tiempo y su forma de regresar sin quedarse. Es lindo. A proposito, esa fotografìa de ahulema ¿es tierra antioqueña?
ResponderEliminarBeatriz Elena