(RE)CONOCIMIENTO
Aquí
estoy de pie, ante vosotros, ante mí.
Desnudo
mi voz y ofrezco
mis
cicatrices como abono de las mañanas.
Fundo
el plomo del resentimiento,
suturo
mi lengua con palabras
que
pensé no volvería a sonreír,
apago
el llanto por los errores cometidos
y
empiezo a disfrutar por conocerme.
Amortiguo
el amarillo de lo ausente
lo
guardo en el anaquel de la memoria,
como
una leve nota a pie de inventario.
Abro
ventanas y cierro azogues,
abandono
esquinas para inundar las calles
iluminadas
a poniente.
Apátrida
del llanto y del crespón
sacudo
el polvo que traen ídolos de aldea
arengados
por meapilas hertzianos,
y,
luego, aviento la piel de banderas e himnos,
nadie
es mi pastor aunque
poco
o mucho me falte.
Disipo
las pezuñas del lobo que abortó
la
epifanía de la piel o la culpa
por
mirar frente a frente.
Cansado
de las sospechas de la vida
decido
vivir y abandonar la opacidad del alcohol,
arranco
las cepas de dimes y diretes
y mido
los pasos que me alejan de abulias y desganas.
Tomo
aire
protejo
mi piel del incienso laudatorio
y de
fingimientos sospechosos.
Aquí
ahora, asumo los requisitos de estar vivo
Injerto
mi alma en su cauce,
disuelvo
los miedos en la esperanza
para
que mis cenizas en alguna mirada
sean
viento, lluvia, árbol o una lágrima.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR
"para que mis cenizas en alguna mirada
ResponderEliminarsean viento, lluvia, árbol o una lágrima".
Precioso poema, Antonio. Por su profundidad, por cuánto dice.
Saludos.