LEERSIN PRISA 06/11/2015
¿GORDOS O
FLACOS?
Volvemos a #LEERsinprisa. Qué
rápido pasa el tiempo, cuánto hemos echado de menos estos preparativos compartidos
de serena lectura… no perdamos un sólo instante, ¡a la mesa de novedades!
Y algún paseíto daremos, también, hacia las estanterías con solera
para rescatar algún libro al hilo de la actualidad literaria… un lujo al
que jamás renunciaremos.
M: Cogemos el
calendario. Una fecha clave para entender a una de las grandes voces de la
Primera Guerra Mundial: 29 de noviembre de 1915. Están a punto de cumplirse cien
años de que Wilfred Owen partiera hacia Francia con los Lancashire
Fusiliers. Es el punto crítico en la vida del hombre y su culminación
como el poeta que conocemos. Lo explica Antonio Linares en
la introducción a la Poesía completa de Wilfred
Owen que acaba de publicar Linteo. Que sea el traductor de esta preciosa
edición nos provoca un gran alborozo porque él fue, ni más ni
menos, responsable de que hace cinco años pudiéramos, ¡al fin! (tras
un largo e infructuoso peregrinaje hasta entonces), penetrar de
lleno en el hermetismo de William Butler Yeats (grandísima
debilidad que pronto abordaremos) y hacerlo nuestro, de la mano de otra
joya de la misma editorial (La Escalera de Caracol y otros poemas).
Todo un hito en mi currículum lector, eterno agradecimiento a
Linares.
B: Yo también ando
sublime pero en otro plan, y buscando las esencias en frascos pequeños. No
sé si será el signo de los tiempos, pero me da por buscar libros breves,
finos, que empezar y acabar en una tarde. Hoy traigo unos cuantos que
he leído últimamente. Amortiguada por la luz del atardecer y los sonidos
y aromas del jardín palaciego de Escocia donde tiene lugar, la breve y
bellísima Historia crepuscular de Stefan
Zweig que acaba de publicar Acantilado nos embriaga como a
su adolescente protagonista, cautivo de una ciega pasión estival de
romanticismo y erotismo exacerbados –¿soy yo o es que acaso como
lector contemporáneo contaminado de pornografía interpreto equivocadamente
las sutiles descripciones de Zweig?–. Imágenes brillantes y evocaciones
de poética elocuencia cautivan más que la exasperante intriga amorosa,
reflejo fiel de la torpeza de la chavalería de ayer, hoy y siempre. Pero
nuestro escritor no oculta los peligros que pueden aguardar tras una arrebatada
experiencia de iniciación…
M: Tras una semana
de lluvias y humedades, nos atrevemos a pasear un ratito con los libros
por el jardín y apreciamos más que nunca la caricia furtiva de los rayos
del sol sobre las hojas… ¡Ah, es otoño, en verdad, jefe, y nos embarga cierta
melancolía lírica! Hacemos músculo y nos dejamos enamorar por la Historia
de la belleza. De Fidias a Picasso, que nos propone la Fundación
Amigos Museo del Prado (Crítica / Círculo
de Lectores). Resulta que, entre el otoño de 2014 y la primavera de
2015, se celebró en el Museo del Prado un ciclo de conferencias
con este título, «un recorrido por el devenir del concepto que ha sido la
clave de bóveda en la que durante siglos se ha sustentado el arte, un análisis
sobre el modo en que la belleza se ha concretado en cada momento histórico
en manifestaciones como la pintura, la escultura, la arquitectura y
la música». Al comienzo de estas páginas lo explica con detalle Carlos
Zurita, Duque de Soria, Presidente de la Fundación, para dar paso a
16 prestigiosos especialistas que acercan a las distintas
disciplinas, teorías y obras, a los valores estéticos de cada época
y estilo, «para descubrir no sólo el devenir histórico de la belleza sino
también la escurridiza frontera de los límites del arte».
B: Ay, acaba de llegar
una monumental historia del arte editada por Cátedra, Arte en España (1939–2015). Ideas, prácticas, políticas,
pero son 900 páginas, y no voy a caer en la tentación de comentarlo porque
hoy la cosa va de libros finos, al menos por mi parte. De política, de la mentira
política, trata este breve ensayo recuperado
ahora por Pasos Perdidos que Alexandre Koyré escribió en
1943 pensando en los totalitarismos, particularmente el alemán, que
habían llevado al continente a una sangrienta guerra que inevitablemente
se había hecho mundial. Pero su penetrante estudio sobre la maliciosa técnica
totalitaria de la mentira en segundo grado –traducido y prologado
por Fernando Sánchez Pintado– también ofrece interesantes lecciones
sobre el ejercicio de la política en nuestros días. Koyré concluye que las
masas de las democracias aliadas, al contrario que las sociedades de los
países del Eje, demostraron entonces ser refractarias al juego de espejos
totalitario; pero sus argucias, y así lo sugiere Sánchez Pintado, se han
acabado filtrando en los sistemas de libertades hasta contaminar fatalmente
su desarrollo. Mira a tu alrededor, hojea tu periódico favorito; no te
costará encontrarlas.
M: Retornamos del
jardín, que hace fresquito y se nos constipan los libros a pesar de sol…
«Duelo al sol», de qué nos suena eso… Oh, a la entrada, a nuestros pies,
una carta. El remite, neoyorquino. ¡Es Julio Valdeón Blanco!
Pocas cosas nos alegran tanto en la vida cotidiana de la redacción como
recibir noticia de nuestros adorados corresponsales (por cierto,
esta semana no nos cansamos de conversar con Óscar Caballero sobre
el nuevo Goncourt, Mathias Enard, del que nos habla
en laCarta desde París #LEER267).
Por influencia del «Duelo al sol» entre Jonathan Franzen y David
Foster Wallace que concierta audazmente la Carta
desde Nueva York #LEER267, vamos a recuperar tres libros de Wallace absolutamente irresistibles,
para contrastar, por inspiración valdeoniana, con la
lectura obligada, esta temporada, de Franzen (Pureza, Salamandra). El
primero de ellos es La broma infinita (DeBolsillo) que volvió a la actualidad
a raíz del estreno de la road movieThe
end of the tour de James
Ponsoldt (incluida entre las cien mejores novelas en lengua
inglesa del último siglo por Time).
B: Wallace y Franzen
son la antítesis de lo que propongo hoy… No sé si lo has hecho a propósito.
Pero yo sigo a lo mío; tú haz lo propio. De nuevo Cátedra nos sirve en
bandeja un conciso aldabonazo acerca del mundo contemporáneo. En La tiranía de los modos de vida, Mark Hunyadi, profesor de Filosofía
Moral y Política en la Universidad de Lovaina, aborda la paradoja moral de
nuestro tiempo: “Por respeto ético a los derechos individuales, se nos
prepara un mundo que tal vez sea éticamente detestable”. Los derechos
individuales están quizá más protegidos que nunca. Pero la apoteosis
de éticas restringidas ha redundado en una desatención preocupante del
cuadro general. La ética ha acompañado al mundo en su fragmentación,
y ha quedado inerme ante la emergencia de nuevas realidades como la revolución
digital. Nuestro derecho a la privacidad está ampliamente reconocido y
regulado, pero la aceptación de las condiciones de uso de cualquiera de
las aplicaciones de nuestro teléfono móvil implica la renuncia a ellos. Si
somos verdaderamente celosos de nuestros datos, nos quedamos al margen.
Este es quizá el más vívido de los procesos de emergencia en marcha que
logran “hacernos pasar de la adaptación progresiva al hecho consumado
sin solución de continuidad”. Hunyadi lo tiene claro: “el fraccionamiento
de la ética paraliza la ética. Los derechos, las libertades la igualdad
son objeto de atención, pero no lo son los modos de vida” que afloran por acumulación
de circunstancias.
M: La siguiente
obra de Wallace que metemos en la mochila para el fin de semana es, por añadidura, Algo
supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (DeBolsillo).
Se trata de un artículo basado en la experiencia del malogrado
autor durante un crucero de lujo por el Caribe. Esta manejable edición
nos lo presenta como «una de las radiografías más agudas e irreverentes
de la cultura americana de fin de siglo, en la que se entremezclan la familiaridad,
el asombro y una mordacidad descabellada». Y es así como, a las
puertas del primer fin de semana de noviembre, el mes otoñal y melancólico
por excelencia, nos damos cuenta de cuánto echamos de menos a Wallace.
B: Hombre, esto es
algo más asequible en lo que a paginación se refiere… Recuerdo que tratamos de
Wallace en aquella cover sobre suicidio y literatura que
hicimos hace unos años en LEER… Ricardo Fumanal interpretó entonces la ilustración
canónica de Ignatius J. Reilly, el inmortal protagonista de La
conjura de los necios, para nuestra portada –porque como bien es sabido
su autor, John Kennedy Toole, se suicidó antes de ver publicada
su asombrosa obra-. Precisamente esta semana nos ha llegado la novela del
editor póstumo de La conjura, Walker Percy, cuyo
prólogo cimentó la leyenda de aquel libro. Se trata de El cinéfilo,
lo edita Alfabia, ganó el National Book Award en 1961 y está situada en una
Nueva Orleans carnavalera, como La conjura… Qué casualidad.
En fin, ya me he salido de mi compromiso de hoy con los libros finos…
M: Finalmente,
jefe, Hablemos de langostas (Literatura Mondadori). En la faja que
arropa el libro, nos alegra encontrar la más certera cita crítica
de nuestra casa: «El más lúcido, culto y riguroso representante de la
novela posmoderna norteamericana». Nos reafirmamos en ello. Junto a
otras en la contraportada. La de Michiko Kakutani en The New York
Times: «Como en sus mejores obras de ficción, recuerda al
lector su enorme talento literario y un agudo sentido para captar lo
absurdo de la vida contemporánea americana de principios del milenio».
Y James Woods en The Guardian: «Foster Wallace es un
soberbio humorista de la cultura… Su exuberancia y sus travesuras intelectuales
son un deleite».
B: Con la venia…
Pido permiso para rematar. Ya que he sido desobediente de mí mismo, voy a
serlo del todo mencionando un libro que no llegó a tiempo de formar
parte de nuestro número de noviembre dedicado a Lo que queda de Franco:
la actualización de la monumental biografía del
dictador quePaul Preston publicó en 1993 y 2002. Equípense con
ella los interesados en el personaje y el periodo. Y por supuesto con el último número de LEER. Seguimos leyendo…
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