Entre el silencio que nos rodea, el silencio estridente y monótono de lo habitual; entre el asfalto y la premura que nos abruman, nos encontramos con la última obra del poeta Antonio Tello (Córdoba, Argentina 1945): O Las Estaciones (Ed. In-Verso 2012).
Situado en un bosque panteísta y entregado al albur de ninfas y faunos, bajo las miradas de aves y jaguares y mecido por el aliento de Eros y Anteros, este libro es una invitación a cruzar el claro que existe más allá de la atonía circundante, una invitación que alimenta la lectura de cada poema en los que se suceden imágenes llenas de los matices que el bosque otorga a la luz y que nos ofrecen sensaciones, tactos, humores... "memoria anterior a la semilla" de lo que el poeta observa como testigo o personaje, protagonista en definitiva; un bosque que es vivencia afectiva que muda con la edad, con el tiempo, con las estaciones, donde todo el vivir fluye, intenso, con el regusto de la brevedad como breve es "la felicidad del colibrí".
de mayor intensidad, un toque de color y luz que alimenta cada verso hasta iluminar, por completo, el libro; poemas que cubren de energía la lectura e invitan a degustar la miel de la memoria, el humus del tiempo o el trueno de los amantes en este bosque transitado por su tiempo: las estaciones.
Tras su lectura, tras ese caminar por entre O Las Estaciones, los lectores sabrán que en el corazón del bosque crece un libro de infinitas formas, porque si "el tiempo de los amantes es la caricia" el tiempo de la intensidad transcurre entre la lectura de esta obra de Antonio Tello.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR
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