Tengo la certeza de llegar, casi siempre, a destiempo; de ubicarme a contramano en el sentido de la corriente; de ocultarme tras unas gafas negras, bajo un paraguas, en cualquier andén; de estar deshaciendo maletas para regresar a los lugares de los que no vengo.
Soy lector de despedidas en las que abandono la memoria, mientras aguardo que la sombra alcance algún minutero, o que el pasado me reencuentre tras cualquier esquina.
No tengo atisbos de ser una persona rencorosa, mucho menos vengativa. La ecuanimidad y la empatía parecen familiares lejanos.
Sé que, sólo, se trata de pereza.
ANTONIO LINARES FAMILIAR
Sí, sólo es eso y quizás gracias a eso, tienes, tenemos, esperanza, ilusión...
ResponderEliminarasí es, gracias Davido, un abrazo
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