Lo que nos une está ligado al viento, a la arcilla en que sumimos de pronto nuestras vidas para que se despierten como un cuerpo en otro cuerpo. Cada cosa así esculpida, cada cosa así habitada.
¿No escribimos acaso más que con los ojos cerrados, con una sombra colgada del brazo, -una ola entonces flotaría, inimaginable vértigo del alma yendo más allá de sí misma, y sabemos si ella regresará algún día, esa alma deslumbrada de tierra?
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