Tierra de Ahulema
lunes, 5 de julio de 2010
TARDE EN EL CAFÉ
No hay demasiada luz, es la deshora del día cuando la luz pierde su definición entre los cardinales.
Tras el ruido de lo habitual, náufrago de lo cotidiano, en un rincón del local con vistas a la calle, un hombre habla.
De oscuro, con la mirada baja, traza líneas con el dedo sobre el mármol del velador.
Habla.
Deja que el café se enfríe como se enfrían la tarde y los pasos de las almas.
Habla.
Hasta que levanta la vista, y frente a él encuentra una mirada, la suya, la del que ya no es.
Ahora, calla.
ANTONIO LINARES FAMILIAR
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