Tierra de Ahulema
viernes, 27 de agosto de 2010
UNA MAÑANA DESCREIDA
Esta mañana
el café es más solo todavía,
se pierde por la taza aún caliente
mientras se enfría mi lengua;
se ha fundido la luz
y mi pensamiento oscila
entre el monosílabo y el bisílabo;
en el fregadero
hay copas que gotean
señalando días que terminaron;
el frío de las baldosas
recuerda a mis pies descalzos
la obligación de caminar.
He despertado con la certeza de que olvidé
mi sombra
en algún rincón de esta página.
ANTONIO LINARES FAMILIAR de Nortes
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