VIII
Bajo un reloj a deshoras
entre madera de penumbra
y memoria de pavesas,
el telar aguarda destejer
cada trazo,
liberar todo aliento allí urdido,
olvidar las manos y los ojos
que llegaron a su invierno.
Entre el polvo de las hebras
y la herrumbre de los surcos,
la escarcha del telar
huye
bajo la puerta de este presente.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR
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