Tierra de Ahulema
lunes, 27 de septiembre de 2010
V
Llega con la noche clavada entre los dientes
detrás del golpe seco de la puerta,
cerrada como palabra invisible;
extiende el gesto, lo abre al aire familiar
y busca el fin del pasillo;
como velador que acecha en la nada
el ventanal recibe cada tarde
y la dispersa contra las paredes
que le rodean, leales a su hora,
mientras aguarda, en el mismo sitio,
cualquier sonido que le redima
entre el humo que resta su aliento.
Cierra, cae, una vez más;
entregado
se reconoce como esa figura
que ayer vio detrás del ventanal
con su noche clavada entre los dientes.
© ANTONIO LINARES FAMILIAR de Camino de Alíah
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