Tierra de Ahulema
miércoles, 3 de marzo de 2010
Al natural
Frente al reverso del azogue
el caminante en su quietud
descubre:
el párpado que se hincha
con el dolor insaciable del pretérito
y despliega un escalofrío
en la mirada hueca del espejo;
el labio amargo que se agrieta
saciado de noche póstuma,
la que hunde el rostro
más allá del hueso;
la voz que huye, muda,
gesto de mármol varado
en la turbia entraña
de una naturaleza muerta;
y el cuerpo que se aloja
en el vidrio quebrado de las ideas
donde se vierte el plomo de lo caduco.
¿Y la memoria?
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