Tierra de Ahulema
domingo, 14 de marzo de 2010
Ante el espejo
Sin abandonar la precisión del ahora, traza con su mirada una diagonal para buscar un antes en el reverso del espejo.
Sentada al contraluz de la tarde, ajena a otras monotonías, entorna los ojos y busca tras el azogue las sombras de los que allí estuvieron, que ahora, agazapadas, se condenan al silencio; como el ave nocturna invoca la madrugada, entrelaza las manos en esa cita diaria y suspende una sonrisa sin edad por donde hilvana nombres cubiertos de aliento.
Sobre la mesa una taza agota su calor como las horas su momento, mientras su respirar mece al sueño. La noche, suspendida tras la ventana, se despliega sobre las paredes y llega hasta la piel de quien, tan sólo, espera. Johan Sebastian enmudeció en el aire sin horizonte.
Una vez más el ritual termina. La boca agotada de recitar pasados. Oscuridad. Y ella se agita estremecida por un llanto inexistente que la despierta: el pasado apuntala su razón.
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