Tierra de Ahulema
miércoles, 17 de marzo de 2010
Fotogramas
Terminan las clases, atrás quedan el crucifijo y los retratos oficiales. En un bolsillo un taco de cromos "te cambio a Gárate por Uriarte", en el otro, un puñado de canicas.
Camino de casa, calle abajo, patea una piedra como compañera, la mirada baja, balancea la cartera al compás del paso.
Sube las escaleras de dos en dos.
Merienda: pan y chocolate; y el padre ausente, echando horas en el trabajo.
La Vanguard apagada, no es hora todavía. Sobre la mesa los rotuladores Carioca, el cuaderno de rayas, un lapicero y los quebrados que se atragantan. "¿Mamá, puedo bajar a la calle?" "No, que estás castigado". Rabia. Los quebrados se enzarzan entre el máximo común divisor y el mínimo común múltiple.
La madre plancha, suena la radio... "aquí Radio Intercontinental Madrid... peticiones del oyente..." (¿por qué Enrique Bussian no tiene puerta de calle?). El hermano pequeño llora desde la cuna. En un rincón los juguetes, indios, vaqueros... y jugar a Bonanza; asoma un madelman ("los madelman pueden con todo").
Borra y borra sobre el cuaderno, la letra nunca sale redonda. "... de su hija que tanto la quiere... Madrecita del alma querida...", la madre tararea.
"Ya he terminado, mamá ¿puedo bajar a la calle?" "No, que estás castigado". Rabia.
El Exín Castillos entretiene la soledad infantil mientras llueve otoño contra las persianas de madera, el sonido alivia el momento.
Encienden la televisión, blanco y negro, ... chiripitifláutico es don José.
En su cuarto, sobre la estantería, elige entre Hazañas Bélicas, El Jabato, Pulgarcito o el T.B.O. Luchará contra los romanos.
La tarde ha avanzado."Ponte el pijama que vamos a cenar". Tortilla francesa y jamón de York. El hermano pequeño vuelve a llorar. La familia Telerín desfila invitando a acostarse; la madre no invita, obliga.
Pesan los párpados, blanco y negro.
¿Cómo acariciaba la madre?
Levanto la vista ante el espejo, la edad me delata. Oscuridad. En esta edad huelo a pasado, a la mirada de la madre muerta y el padre lejano. Abrazo la necesidad de vivirme en aquellas sombras.
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me llegó al alma, aún cuando no comprendo muchas de tus intertextualidades... saludos!
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