Tierra de Ahulema
martes, 23 de marzo de 2010
Estrategia del rencor
Se cerró la puerta y el golpe contuvo cada mota suspendida por el sol de la tarde. Giró la cabeza y pergeñó la línea a seguir: destruir el recuerdo y cubrir con el desprecio a quien se fuera más allá del umbral. Sin lágrimas.
La voz recorrió las sombras comunes, ennegreciendo cualquier inquietud, todo hueco recién amanecido en el armario, toda huella que pudiera sostener un olor. Quemó imágenes y tejió la red del olvido. La memoria anclaba sus pasos en su propia oscuridad mientras las uñas caían, ajadas, contra las paredes rasgadas por el sol de una habitación vacía.
Se acomodó sobre el grito mudo, señaló con la mirada ciega su propósito transcrito en los puños crispados, y apuntaló su voluntad sobre el barranco del alma.
Invierno. La puerta aún cerrada. Siempre cerrada. Olvido. Y la edad, fría como la hiel de la serpiente, hundida en la ceguera de la sinrazón. Ahora la noche se plaga de pasados mientras el futuro se ciega.
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